lunes, 14 de febrero de 2011

EL UNIVERSO DE LAS FANTASÍAS

Y TU… ¿QUE IMAGINAS???
¿Sabéis cuál es la parte más erógena de nuestro cuerpo? Nuestro cerebro. Allí reside, habita, se alimenta y crece lo que nos hace únicos, a cada uno de nosotros. Hablo de nuestra mente. Nuestro poder no reside en nuestro cuerpo, sino en nuestra mente.
En el arte del amar, al igual que en cualquier otro aspecto de nuestra vida, la mente es fundamental. Para una buena vida sexual, no es necesario tener un cuerpo 10, aunque pueda parecer algo vital para muchas personas. Lo que, de veras importa, es que nuestra mente piense, desee y disfrute del sexo. Si tenemos una mente sexualmente activa, nuestro cuerpo se dejará guiar por ella y nuestras relaciones íntimas serán altamente satisfactorias, dejando en la cuneta el hecho de si algún kilo de más se ha instalado en nuestras caderas o si la piel de naranja ya no existe únicamente en dicha fruta.
Algunas veces, puede ser que hayamos practicado sexo sin tener verdaderas ganas y que lo hayamos hecho sólo por complacer a nuestra pareja. Una caricia, que recibida en otro momento en que nuestra mente ha estado a todo voltaje y nos ha vuelto locas, ese día nos puede llegar a ser hasta molesta… Sin embargo, la caricia es la misma, no? La diferencia está en que nuestra mente la desee o no. Y como ella la reciba, así la recibirá nuestro cuerpo…
El sexo se puede practicar de infinitas maneras pero… ¿es posible practicar sexo sin tener sexo? La respuesta es SÍ. Rotundamente.
FANTASIAS… FANTASIAS EROTICAS… FANTASIAS SEXUALES…
Será bastante improbable que alcancemos el clímax con esta práctica pero lo que sí llegaremos, con toda seguridad, es a un grado de excitación máximo. Luego estará en nuestra mano (ja, ja.. nunca mejor dicho) si acompañarlo o no, con un contacto físico, a solas o en compañía, para culminarlo…
Las fantasías son meros pensamientos o situaciones que imaginamos y nos provocan un alto grado de excitación sexual. Incluso, el hecho de que fantaseemos con una situación determinada no quiere decir, obligatoriamente, que deseemos se convierta en una realidad. Pudiera ser que hacerla real, afectara a nuestra vida cotidiana y no deseemos que ésta se vea alterada.
Pongamos, como ejemplo, que nuestra mayor fantasía fuera tener un encuentro sexual con dos hombres a la vez. Cada vez que nos lo imaginamos nos ponemos a cien pero la verdad es que estamos seguras de que, tras el encuentro, nos sentiríamos mal con nosotras mismas y, ya no te cuento, nuestra pareja. Creemos que, emocionalmente, es un riesgo demasiado alto que podría afectar a nuestra relación y preferimos no jugárnosla por un mero revolcón, por muy tentador que parezca. Perfecto.. Pues seguimos con nuestra fantasía que sigue excitándonos increíblemente y ayuda a alimentar nuestra libido, lo cual es fundamental.
En este caso en concreto, siempre podemos incluir en nuestros juegos amorosos un dildo o vibrador para poder sentir la sensación de ser doblemente penetrada, sin arriesgar a que nadie se sienta herido. Y si un día tenemos la seguridad de que no existe ningún peligro emocional, será nuestra elección llevarla a cabo o no.
Las fantasías eróticas nos permiten vivir en nuestra mente, situaciones infinitamente diversas. Algunas podrían ser, materialmente posible, realizarlas pero también existen otras insólitas, sea porque adoptamos un rol que en nuestra vida real nos sería imposible, sea porque suponen un peligro para nuestra integridad física o moral.
Es ahí precisamente donde se encuentra la magia de las fantasías. En ellas todo es posible. Podemos ser quien queramos, por extraño que pueda parecer el personaje. Nuestra imaginación es libre e ilimitada. Podemos vivir nuestra fantasía sin tabúes y sin vergüenza de ser juzgados. Y siempre será única pues, aunque otras personas fantaseen con una situación parecida, cada uno le ponemos nuestra guinda, los pequeños detalles que la convierten en nuestro traje hecho a medida. Podemos recrear prácticas sexuales insospechadas, posturas impensables, lugares inhóspitos, podemos comportarnos como queramos, usar el vocabulario que más nos excite… podemos… CUALQUIER COSA!!!
Existen tantas fantasías eróticas como personas sobre la tierra. Cada uno de nosotros, en nuestro interior, guardamos nuestros sueños secretos. Es algo íntimo, individual y es nuestra libre elección el querer compartirlas o no, con otras personas. Tener fantasías eróticas es normal. Es humano. Podríamos clasificarlas simplemente, como un juguete erótico más.
Las fantasías nos ayudan a estimularnos para un posterior encuentro sexual o para masturbarnos a solas. Compartirlas con nuestra pareja y recrearlas puede ser un juego sumamente excitante, si los dos están de acuerdo y es apetecible para ambos. También nos ayudan a conocer nuestras emociones, aunque tampoco es necesario que nos paremos a psicoanalizar toda situación que imaginemos, por extraña, divertida o arriesgada que nos parezca, si nuestra moral la ve admisible.
Simplemente gocemos con ellas. Disfrutémoslas. Nadie nos podrá impedir vivirlas en nuestra imaginación. Son una fuente inagotable de placer mental. Son parte de ti, de mí, de nosotros así que… Cierra los ojos y sueña….

Tras escribir este artículo, ha surgido la idea de crear un apartado dentro del blog, donde iré colgando diversos relatos eróticos, escritos por mí, pero nacidos de las fantasías sexuales de diferentes personas de mi entorno personal y profesional, que me las han confiado a fin de que yo las convirtiera en narraciones.
¿Te gustaría poder leer la tuya? Dime cual es tu sueño. Yo le daré vida, creando un relato que podrás leerlo y compartir, de una manera anónima, en el blog.

Kassandra
LSK Sensual Boutique

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si quieres dejar un comentario sin registrarte, elige la opción "Anónimo"