lunes, 14 de febrero de 2011

¿¿¿OTRA VEZ TORTILLA???? UFFFF….


Cuando era pequeña, me volvia loca la tortilla de patatas…
Me apetecia a todas horas, no me cansaba de ella y, si hubiera sido por mí, me habría alimentado exclusivamente de tortilla de patatas. Miraba a mi madre mientras la hacía y, como no podía esperar, le iba “robando” las patatas ya fritas apenas vertidas en el huevo y que estaba a punto de echar en la sartén.
Mamá, divertida, me reñía quejándose de que si seguía comiéndomelas, al final sólo me quedaría una tortilla francesa..
Aunque, evidentemente, mi madre no la hacía a diario, sí que era un plato muy frecuente en casa. Los días que, al entrar, percibía su peculiar aroma, me relamía pensando en como me iba a poner las botas…
No sé como fue, la verdad… No soy consciente de ello pero, conforme fueron pasando los años, mi ansia por la tortilla de patatas fue menguando… Ya no insistía a mi madre para que la hiciera. Cuando la cocinaba, disfrutaba degustándola pero, si pasaban una o dos semanas sin probarla, ni siquiera pensaba en ella o la echaba de menos...
Y llegó incluso un día en que, cuando mi madre la puso en la mesa, resoplé y dije:
- ¿Otra vez tortilla de patatas???? Uff…
Mamá me miró incrédula:
- ¿Cómo????? No lo entiendo… Pero si antes querías a todas horas!!!
- Sí, mamá, pero no sé.. Ahora no me viene de gusto… Lo siento. Estaré empachada… La dejo para mañana, ok?
No me he olvidado, no!! Mi blog sigue siendo una reflexión sobre la sexualidad pero… es que todas sabéis la estrecha relación que hay entre la comida y el sexo, verdad??
Por eso ahora os pido que imaginéis que, en vez de tortilla de patatas, hablo de sexo y que la figura de mamá sea suplantada por la de vuestra pareja…
¿Acaso muchas de vosotras no os veis reflejadas en esa falta de apetito por la tortilla? Quiero decir… ¿por el sexo?
Son muchas las madres (ay! perdón otra vez..!) los maridos que se quejan:
- Pero… No lo entiendo!! Si antes querías a todas horas….!!!
Y el empacho de la infancia, se ha convertido en dolor de cabeza, cansancio, estoy de los nervios, podrías al menos recoger tu ropa sucia, me ha venido la regla, nos van a oír los niños, tengo una montaña de plancha, etc, etc…
¿Por qué antes siempre encontrábamos tiempo para el sexo y ahora no?
¿Por qué ahora siempre hay algo mucho más importante (como por ejemplo, limpiar los armarios de la cocina) que retozar con nuestra pareja en la cama?
¿Cómo puede ser que ahora te tachen de fría cuando antaño era tu propia pareja que, exhausta tenía que decir basta??
¿Os lo digo?… No es la plancha, ni las migrañas, ni los niños, ni que prefiera la comida de su madre.. Es LA RUTINA… Un implacable virus capaz de aniquilar todo atisbo de pasión.. Y es responsabilidad de las dos partes que ésta no contamine la relación, en ningún aspecto y sobretodo, en el sexo.
La rutina sexual, en un principio, puede parecer como la entrada en una nueva etapa de la pareja, más tranquila, donde el sexo pasa a ocupar un segundo plano. Hasta cierto punto es normal. No hay cuerpo humano que aguante de por vida el ritmo frenético de nuestros escarceos amorosos al inicio de una relación.
El problema comienza a ser serio cuando el sexo ya pasa a ocupar el tercero, cuarto, quinto o, incluso, ya ni tiene plano.. Entonces, no se debe obviar el problema. ¿Qué es lo que diferencia una relación sentimental de una relación de amistad o de compañeros de piso, o de una relación exclusiva como papá y mamá de nuestros hijos? Es el sexo…
El sexo es el nexo íntimo de cada pareja. Es la prolongación física del amor que les une. Esa complicidad privada es lo que hace que dos individuos formen un lazo entre ellos, al margen del resto de su entorno social.
Pero el sexo, además y no me cansaré de decirlo, es un juego, es algo divertido que nos inunda de placer. Es un modo de demostrar amor, pasión… Es una fuente inagotable de energía, que nos hace sentir vivos, queridos, deseados… pero claro, como todo juego (o toda tortilla de patatas) puede llegar a hartarnos si se repite del mismo modo, día tras día, año tras año…
A medida que transcurre el tiempo, nuestra vida, nuestras inquietudes, nuestros gustos van cambiando. Y nuestra vida en pareja, nuestra vida sexual, también debe variar.
A nadie le gusta comer lo mismo (tortilla?? ja, ja..) todos los días de su vida, ¿verdad? Por eso sabemos cocinar una gran variedad de platos y, si se nos agotan las ideas, recurrimos a un libro de recetas de cocina, que nos aportarán nuevos recursos.
¿Por qué no nos preocupamos de que nuestra vida sexual en pareja también vaya innovándose? Si fuéramos capaces de perder la vergüenza al hablar de sexo, sobretodo con nuestra pareja… Si fuéramos capaces de romper los tabús que nos impiden expresarnos abiertamente sobre nuestras preferencias sexuales…
Decir, con cariño y sutileza, a nuestra pareja que tal manera de acariciarnos no nos acaba de gustar y que nos daría más placer haciéndolo de este otro modo, no es malo ni ofensivo, sino todo lo contrario. Indica que tenemos interés en que nuestra sexualidad mejore y podamos llegar a alcanzar el máximo goce juntos.
Utilizar nuestras fantasías sexuales como un ingrediente más para innovar nuestra vida sexual... Leer literatura de erotismo y libros de sexualidad con el mismo interés y libertad con que leemos recetarios de cocina… Incorporar juguetería erótica a nuestra intimidad... Su extensa variedad es tan sorprendente que garantiza encontrar el adecuado para cada persona o pareja.
Y como hemos empezado hablando de comida, no olvidemos la deliciosa cosmética erótica, prácticamente comestible en su totalidad y digna del mejor paladar…
Todos estos ingredientes son aliados y no enemigos de la pareja. Solo representan un peligro para la maldita rutina.
Abre tu mente, ponte el delantal (mejor sin nada debajo) y disponte a innovar tu vida sexual. Quizás al principio, te encuentres un poco perdida ante la novedad, pero cuando le pilles el punto de sal, disfrutarás de tu nueva dieta.
Ten por seguro que tu pareja agradecerá tus innovaciones y, lo que es más importante, tú misma volverás a disfrutar de un apetito sexual que creías haber perdido pero que no lo dudes, sigue vivo en tu interior. Recuperarlo y saciarlo en su compañía os ayudará a recuperar la magia de vuestra intimidad.
El sexo, al igual que una dieta saludable, es vital y necesario para nuestra salud. El sexo aporta bienestar físico y emocional. Aporta felicidad.
¿Sabéis? A medida que me hice mayor y aprendí a cocinar, descubrí las infinitas posibilidades de la cocina. Innovaba, experimentaba con los ingredientes. Mi madre, pobrecita, que se había quedado tan desilusionada pensando que ya no me gustaba su tortilla, se sorprendió al ver las nuevas versiones de ésta que yo le daba a probar.
Ahora, después de varios años, me muero de risa y todavía me relamo cuando voy a comer a su casa pues, ahora, también es ella la que me sorprende con nuevas ideas… La de patatas la seguimos comiendo pues esta buenísima, pero la variedad de la que disponemos ahora, hace que cuando una dice:
-Hoy haré tortilla..
La otra responde, con entusiasmo:
- Ummm! Que rica… ¿Y de qué la vas a hacer??

Un beso,

Kassandra
LSK Sensual Boutique

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