viernes, 17 de abril de 2020

MITOLOGÍA ERÓTICA. ORIGEN DE LA EXPRESIÓN "PONER LOS CUERNOS"

PASÍFAE Y SU LASCIVIA ZOOFÍLICA

Existen varias teorías respecto al origen de la expresión "poner los cuernos" pero hoy os quiero contar la versión más legendaria que es la de la antigua mitología griega.

Pasífae era la esposa del rey Minos que, pese a su condición de casada, se encaprichó de un hermoso toro blanco de fortaleza admirable, ejemplo de virilidad y potencia, un macho espectacular que deslumbró a la reina lasciva y se empeñó en ser montada por él. 




Lo cierto es que Pasífae andaba resentida debido a las repetidas infidelidades de Minos al que le encantaban las ninfas locales. De hecho, tan harta estaba que llegó al extremo de ensortijar el semen de su marido para que, en caso de que él eyaculara fuera de casa, no emitiera la semilla líquida habitual, sino serpientes, escorpiones y ciempiés, sortilegio que espantaba asqueadas, a las amantes del rey. Por fin una de ellas deshechizó el embrujamiento y Minos volvió a las andadas eyaculando aquí y allá. Así que Pasífae se obsesionó con el semental de cuernos providenciales, excitada por tamaño animal.

Lo primero que hizo, la muy bestia, fue ordenar matar a todas las vacas del entorno porque, celosa, envidiaba cuando el toro erecto se erguía en sus patas traseras y con la tremenda verga hincaba alas cuadrúpedas desde la retaguardia y las gozaba a su manera animal con fuertes embestidas que dilataban las entrañas de las vacas (y de la reina). Pero por mucha sangre vacuna que corrió, al toro no le motivaba el trasero sin cola de Pasífae. 




Así que la reina, ingeniosa en su perverso deseo, confesó su secreto zoofílico al escultor Dédalo, el cual entendía bastante sobre bajas pasiones y sin dudarlo le construyó la escultura de una vaca hueca, donde ella podía burlar al toro escondiéndose, colocando su vulva en el lugar adecuado para ser penetrada por la bestia. Dédalo construyó, creativo, una vaca para una finalidad tan inusual y enseñó a la reina a como colocar las piernas y elevar los glúteos, para facilitar la tarea al toro.

Bien aleccionada, Dédalo la dejó en el prado a su suerte para que consumara el acto tan deseado, disfrazada de lo que al miura albino le gustaba ver y le empinaba. Lo consiguió: Pasífae se benefició al toro blanco agazapada en la falsa vaca de madera cubierta por pieles. Bien posicionada consiguió ser ensartada por la bestia y no resulta difícil imaginar sus gemidos y sus mugidos.




Y aunque lo disfrutó mucho, luego hubo de pagar las consecuencias de su perversa infidelidad: su hijo fue Minotauro, monstruo con cabeza de toro y cuerpo humano, lo cual evidenció su travesura ante su marido el rey, que se enfadó muchísimo al ser considerado por todos como el primer cornudo de la historia. 




Para aplacar su vergüenza ordenó a Dédalo construir un enorme laberinto de donde el monstruo fruto de la traición de su esposa, no pudiera salir jamás. 


                 


(Texto de Susana Moo extraído de la revista Sensuality)


Un beso, 

Kassandra
Los Secretos de Kassandra Sensual Boutique


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