lunes, 14 de febrero de 2011

DEBAJO UN BOTÓN, TÓN, TÓN…


¿Recordáis la canción?? Era el botón del Sr. Martín que debajo acogía un ratón chiquitín… ja, ja…
Pero hoy hablamos de otro tipo de botón, un botón mágico, único, poseedoras todas de éste, diferente en cada una de nosotras porque todas somos únicas y especiales pero idéntico en el sentido de que todas lo tenemos para la misma finalidad, porque bajo este botón no se esconde ningún ratón chiquitín sino el único motivo por el que existe: NUESTRO PLACER…
En, prácticamente, todos los aspectos de nuestra vida, la falta de conocimiento puede ser un impedimento o una barrera que nos impide conseguir nuestros deseos. Por eso, a lo largo de los años, vamos enriqueciéndonos de conocimientos, de sabiduría y nos esforzamos por aprender lo necesario para alcanzar nuestras metas.
En el sexo, chicas, pasa igual… Es verdaderamente importante tener curiosidad, interés por tener una vida sexual gratificante y plena. Para ello, es vital conocer nuestro propio cuerpo de mujer.
Botón del amor, botón mágico, perla rosa… De mil maneras podemos llamarle, en plan cariñoso, al clítoris. Todas y todos conocemos el término pero, a través de mi experiencia como mujer y asesora erótica, a través de todas las charlas, conversaciones, consultas e información que he ido recogiendo por diferentes vías, he podido constatar que, desgraciadamente, el clítoris, a parte de su nombre, no se conoce tanto como parece.
Así pues, he creído necesario escribir este artículo,(para el que me he ayudado recopilando datos que he considerado interesantes de diferentes artículos y que se sumaran a mis conocimientos).
Su ubicación exacta, la forma de estimularlo… son respuestas algo inciertas para muchas personas, incluidas mujeres!!! Y te preguntas: ¿Cómo puede ser que una mujer no sepa exactamente dónde está su clítoris???
Os diré por qué.. El sexo y el placer siempre han estado rodeados de tabúes, sobretodo el placer femenino. En diferentes culturas, siempre se le ha negado el goce del sexo a la mujer, para la que éste sólo debía ir asociado a su función reproductora.
¿Por qué esta negación a la mujer de su propio goce? Ufff… Eso ya no me lo preguntéis… No tengo respuesta ni justificación para una monstruosidad tan abominable como es la ablación (que no es otra cosa que la extirpación del clítoris) que todavía, en la actualidad, sufren millones de mujeres en este mundo. ¿Quizás esa práctica nació del miedo y la inseguridad de un hombre miserable de que, su mujer, si gozaba del sexo, podía irse con otros y utilizó la religión como excusa y escudo para justificar su cobardía y su brutalidad? La verdad es que no sé exactamente lo que dice la historia ni la religión respecto al origen de la ablación pero es un dato que no me merece ningún interés. Sea cual sea es injustificable pues no hay nada que sustente tal aberración.
Dicho ésto, volvamos a centrarnos en nuestro clítoris. ¿Sabéis que en latín, clítoris significa “llave”? Será porque es la llave de nuestro placer... Y en el antiguo griego, significa “montaña pequeña”. También bastante descriptivo...
El clítoris es un órgano eréctil (sí, sí... cuando estamos excitadas tiene una erección, tal cual un minúsculo pene, y aumenta su tamaño...). Se encuentra situado en la parte superior de la vulva. Observad la foto para ubicarlo exactamente:
El clítoris tiene un tamaño medio de 10 a 13 cms, aunque su única parte visible es el glande (lo apreciáis en la foto de la derecha). Éste, en estado de reposo mide unos 4 y 5mm de largo mientras que, en erección, puede alcanzar entre 1 y 1,5 cm de longitud. Las mujeres que conocen su cuerpo y han recibido información sexual, saben que ésto es normal, mientras que, por otra parte, todavía hay mujeres que desconocen este dato y, si indagando en su cuerpo, se lo han palpado (porque, increíblemente, hay mujeres que ni siquiera lo han hecho), creen tener una “tara” y lo ocultan con vergüenza.
El clítoris es sexo, sexo y sexo... Es el único órgano puramente sexual pues pensad que el pene también sirve para orinar, nuestra vagina para dar a luz a nuestros hijos, nuestros pechos para amamantarlos, todos ellos tienen otra función pero el clítoris.... Ahhh.... Él sólo existe para hacernos gozar... La naturaleza nos ofreció un regalo que no podemos obviarlo. Sería de desagradecidas no disfrutar de él, no??? Ja, ja...
¿Sabéis? En el siglo XIX, cuando muchas mujeres padecían problemas emocionales u hormonales, se les diagnosticaba una “enfermedad” llamada “histeria femenina” (Qué fuerte...). Esta supuesta enfermedad no tenía remedio y sólo podía aplacarse sus síntomas a través de masajes de clítoris que realizaban los médicos a sus “pacientes” hasta que ésta conseguía aminorar su “histeria”. Vamos... que lo que hacían era masturbarlas hasta que alcanzaban el orgasmo!!!! Increíble!!! La lista de síntomas de la “enfermedad” (lubricación vaginal excesiva, conducta lujuriosa...) era tan larga que llegó un momento en que se consideró que había una epidemia!!!
Hoy en día, todos esos síntomas no son otra cosa que el natural deseo sexual que si no se satisface, se convierte en frustración sexual.
Volviendo, de nuevo, al clítoris y a su glande... Este último es sumamente sensible, tanto que una estimulación muy directa sobre él puede ser dolorosa. Es por eso, que muchas mujeres prefieren las caricias a través del capuchón que lo protege y toda la zona que le rodea. Ese contacto suave, esa estimulación, mediante una lengua experimentada o unos sabios dedos, es lo que lleva al 80% de las mujeres al éxtasis, a alcanzar un orgasmo maravilloso. Si no se practicara esta estimulación, muchas mujeres serían anorgásmicas y, en cambio, muchas que consideran serlo, descubrirían que no lo son si, desterrando la vergüenza y los tabúes, aprendieran a estimularse ellas mismas y posteriormente, enseñar a sus parejas, como hacerles gozar de verdad...
Los movimientos de la penetración, provocan que los labios menores, fuertemente unidos con el clítoris, se muevan. Para un 20% de las mujeres, esta estimulación, junto con las caricias recibidas en las paredes vaginales por el pene, les basta para alcanzar el orgasmo pero lo cierto es que el resto de féminas (el 80% antes mencionado) necesitan una estimulación directa, manual u oral, simultánea o no con la penetración, para alcanzar el clímax.
El sexo oral a la mujer, conocido como cunnilingus, es el modo más increíble de dar placer a una mujer. Una lengua sabia, ansiosa de explorar todos los rincones de nuestra vulva, atenderá sin prisas nuestros labios interiores, la entrada de nuestra vagina para llegar finalmente y con suavidad a nuestro clítoris.
Así que, chicas, practiquemos... a solas y en pareja... Y no tengamos vergüenza en indicar cuál es la ruta a seguir. Con palabras o con los movimientos de nuestro cuerpo, nuestro amante recibirá entusiasmado nuestros mensajes para convertirse en el explorador más experto y descubrir nuestro secreto más íntimo, una y mil veces...
Un beso,

Kassandra
LSK Sensual Boutique

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